Marcelo Morales: Poesía desde Cuba

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I think of Dean Moriarty.

Jack Kerouac

 

Yo pienso en todo ese humo contra los mosquitos, en todas esas cadenas de oro falso, en mi esqueleto en una caja allá en La Habana, en todas esas rayas que dividen la calzada y pienso en el destino y en las moscas que tropiezan contra el vidrio y en todos esos bancos de hospitales bajo el alma y en mis padres que envejecen y en mis padres juntos y pienso en el amor, sobre todo, siempre pienso en el amor, más que nada, pienso en el amor, más allá de todo, siempre pienso en el amor y pienso en gente llevando flores a los muertos y pienso en las flores y en los muertos y en lagartos que se tragan a mosquitos y en mosquitos y pienso el Big Bang como acto de violencia y en el mundo como acto de violencia y en los collares de la cobra como un acto de violencia y pienso en las almas gemelas, en estados que nos llevan hacia el miedo y pienso en el miedo y el poder, sobre todo siempre pienso en el poder, el punto azul de la bomba, el punto crítico. Y en el amor, sobre todo, siempre pienso en el amor.

Yo pienso en los cristales de la nieve y en paisajes de un milímetro de diámetro y en organismos de un milímetro de diámetro y en universos de un milímetro de diámetro y pienso en cosas que han vivido sin ser vistas y en la estructura de la célula y en las olas que se elevan sobre el muro y en pancartas con consignas socialistas y en moléculas de ADN y en los close up de las películas del oeste y en el peso de la luz y en la onda de la luz y en la punta enrollada del helecho y en los días de mercurio y en las lágrimas de las lámparas de araña y en nosotros convirtiéndonos en otros y en nosotros convirtiéndonos en otros y pienso en mitocondrias y electrones y el espacio y en colillas aplastadas contra el piso y en nosotros convirtiéndonos en otros y en nosotros convirtiéndonos en otros y en estrellas que miramos en pasado, la cara de Jackie Chan descascarándose en un bolso y en los tres mil de la luz en un segundo y en nosotros convirtiéndonos en otros y en nosotros convirtiéndonos en otros y en nosotros convirtiéndonos en otros y en nosotros convirtiéndonos en otros.

Yo pienso en el centro del sol y en el cable enrollado del teléfono y el formol de las manos de Guevara y en las raíces de los bosques y en los colores del lagarto y en tomografías de pulmón y en los dientes delanteros de las ratas y en nosotros convirtiéndonos en nada y en nosotros convirtiéndonos en nada y en nosotros convirtiéndonos en nadas y pienso en las rayas de la cebra y el boquear de los pescados en la tierra y en el basilo de kosh y en el eureka y en nosotros convirtiéndonos en nada y en nosotros convirtiéndonos en nada y nosotros convirtiéndonos en nadas y pienso en el gas de Júpiter y en nosotros convirtiéndonos en otros y en nosotros convirtiéndonos en otros y pienso el quantum y el enredo y en la noche que se extiende por los campos, el vacío que contiene la materia, el latido de mi tía en la pantalla y pienso en el núcleo del sol y pienso el centro del sol y en nosotros, convirtiéndonos, en otros.

Yo pienso en esos objetos en el suelo donde se trancan las varillas de las puertas y en la mancha de Gorbachov y en el verde de los paños de hospital y en el sentido de la lluvia y en la consciencia de la célula y en el azul de Urano y en los anillos de Urano y en las playas que se esconden en las perlas y en la electricidad de las neuronas, los relámpagos de nuestro cielo mental y pienso en las alas prietas de las gallinas prietas y en los quilos y en el óxido en la güira y pienso en Bosnia e Hiroshima y en Ruanda y en Bagdad y en Nagasaki y en la electricidad de las neuronas y en las tormentas de nuestros cielos mentales.

Y pienso en la UMAP y en la revolución de cuando era un niño y en pioneros por el comunismo y en lo que ven los babalaos cuando empiezan a morirse y en patria o muerte venceremos, la luz de Sachsenhausen sobre hornos para infantes y pienso en arbeit macht frei y en las ondas de posibilidad y en las partículas de experiencia y en el campo unificado y en la liebre de los galgos y pienso en dios y en las carnadas. La coherencia entre la pudrición y la peste, entre la muerte y la peste, entre la descomposición y la muerte. Pienso en arbeit macht frei y en la muerte de Martí y en no me pongan en lo oscuro y en la muerte de Fidel y en a morir como un traidor y en la de Villena y Guiteras. Los ojos de Abel descansando sobre un plato y pienso en meteoritos y en neones y en apellidos terminados en kovsqui y en las células muertas de cuando yo era un niño y en los ojos de Abel descansando sobre un plato y en los ojos del Che tan abiertos en la muerte y pienso en arbeit macht frei y en Guantánamo y en las papilas de la lengua y en el sabor del hielo derritiéndose en la boca y en los átomos de hidrógeno y en las cruces que se asoman en la vía. Yo Pienso en arbeit mach frei y en Valeriano. En la sonrisa de Bush y Berlusconi. Yo pienso en arbeit macht frei.

Yo pienso en los objetos artificiales de las ciudades del futuro y en el calor de los iglúes y en la piel de las termitas y pienso en la claridad y en el lóbulo frontal y en la red de las neuronas y en el pasillo del oncológico cuando cae la noche y en la glándulas de la oncóloga cuando cae la noche y en la soberbia de la oncóloga cuando cae la noche y en la perra de la oncóloga cuando cae la noche y pienso en la ambición y en la búsqueda y en mi tía bajo la vía láctea y en marcelo bajo la vía láctea y en mi muerte bajo la vía láctea y en nuestras muertes bajo la vía láctea y en esos mundos en los que no voy a nacer, en los que no voy a morir, en los que nunca has nacido, en los que nunca has muerto y en los palillos dentales y en los bosques encerrados en los libros y en la madera de la páginas en blanco y en la fosforescencia de las rosas en la noche y en el amor de los perros y en las cosas que no sé de mí y en las que voy a saber y en la voluntad del salmón y en el mundo de los recién nacidos y en los ojos de los recién nacidos y en la lógica del cardumen y en mi tía bajo la vía láctea y en mi muerte bajo la vía láctea y en las especies extintas y el trabajo del bufón y la actitud de los bufones y en los hombres bombas y en las bombas y en lo que ven los poetas cuando empiezan a morirse y en lo que ven los poetas cuando empiezan a morir y en lo que ven los poetas cuando empiezan a morirse y pienso en los cisnes blancos de la nieve y en Praga y en la luna reflejada en dos mil charcos y en lo que ven los poetas cuando empiezan a morirse, en lo que ven los poetas cuando entran al círculo y en lo que ven las personas cuando empiezan a morirse.

La curva del malecón a 140, la flor que me señaló mi tía el día antes, la inteligencia de mi padre, la primera vez que vi a mi hermano. El día que lloré por Cristo. El día en que conocí a Cristo. El Peugeot blanco de mi infancia. La luz de los corales fluorescentes, las flores de Julia en el balcón. El cura del barrio judío en la iglesia de Roma. El contra cielo en una hoja impresa. Los días del amor, la mañana en la frontera. La fuerza de los brazos mecánicos, las gotas de los sueros, la brillantez de la lluvia, las flores biseladas del espejo. La impresión de las sombras en las paredes de Nagasaki. Las piedras falsas en las mezclillas de las gentes, la conciencia política, el socialismo de estado, la inquisición. Los juguetes plásticos, la muñeca sin brazos, las gotas en el frío del cristal, las encrucijadas de los pueblos. El polvo de los camiones. El reguetón en la playa, los tatuajes de presidio, la conciencia de clase. El mar, las pelotas que flotan como perlas. Las huellas de grasa en el garaje. Las palabras de Hatuey cuando iba hacia la hoguera. El Cisne de yeso en el estante, las flores que cayeron en la iglesia.

Explicar la poesía al tubo de la quimio de la tía, a la bolsa de quimio de la tía, a la gota de la quimio. El puntilleo constante. Un gorrión vuela sobre mi cabeza, un hombre lee, en una cara del tenis tiene un semicírculo rojo que completa un sol en el piso pulido, algunas cosas tienen que morir, otras, desaparecer, la idea de la poesía a una rata muerta, o mejor, la idea de la poesía de una rata muerta, en una rata muerta. A la manilla del reloj kichón decir: si la energía de tu vida no pasa por tu mano a la escritura. Explicar la poesía a una rata muerta.

Y pienso en la OTAN y en el grupo de los siete y en Pinochet y en Sendero Luminoso y en lo blanco del anón, lo verde del anón, lo negro del anón y en la cortina de hierro y en el mundo como objeto y en la muerte como objeto y en el aire del esófago y en el amor de los ciegos y en el encendedor de cocina cuando salta la chispa y en la muerte bajo la vía láctea y en mi muerte bajo la vía láctea y en la rotación de la tierra, pero sobre todo pienso en ti, sobre todo pienso en ti, yo pienso mucho, en ti. Yo estoy pensando siempre en ti, yo pienso siempre, en ti.

Choco de frente con el sentido, con la fuerza del viento en la calzada. La ciudad se llena de turistas, de casas reparadas y burgueses, de electrones corriendo por los cables. De niño, la luna iba junto al carro, yo estaba siempre atrás, todo corría. Ahora voy delante. En un poema, un tipo que iba a prisión la atrapaba y se la metía en la boca como un ácido, ¿o era la pupila de un lobo? La pila de un reloj en la lengua, como un ácido, ¿o es la pupila de un lobo? new restaurants, pescados en sartenes, el brillo de las súper novas, las luces de los carros a lo lejos, los polos opuestos donde salta el destello. Decirle al pescado en la sartén, el arte no debe de ser inocuo, el arte debe traspasar el arte. Los mundos son sólo acerca del ser. Un Haiku: la forma en que el musgo se ilumina.* Pero la poesía no es, la poesía en verdad no es nada. Estar despierto todo el tiempo, revelar lo que la muerte revela.

*Leí esto en algún lado pero no recuerdo si era exactamente así.

Una vez en el poder la intimidación funciona sola (paranoia) cámaras de vigilancia. Hay cosas que crecieron a mi lado, cosas que murieron a mi lado. Cuando el viento aparece en la calzada,

la hierba se dobla.

Centro Habana, el vendedor en la quincalla, calor, Neptuno, la mercadería bajo un paño verde.

Yo iba a comprar con cien años de poesía encima, con mil años de contrabando, él.

Fijé la vista en el dorso de su mano, las costillas de su perro hablaban del amor, fijé la vista en el dorso de mi mano, las líneas de la palma hablaban de un amor, escrito.

El futuro llegó y está vacío. La ciudad, propaganda – metamorfosis, publicidad barata-. Los cactus viven con poco, protegen sus frutos con espinas. En la barbería pensar el corte de Kim Son Un. En la playa pensar: La perla devuelve a la arena la solidez de la roca. Una silla plástica, el plástico cuando es nuevo brilla, cuando es viejo, es feo. En la radio, canciones mediocres, discursos mediocres, una realidad mediocre. Un supuesto socialismo, una mentalidad feudal del poder. A veces el cielo en la noche se enciende y se refleja en el cristal de la mesa. A veces caen dos flores del balcón al mismo tiempo, vicarias.

En la playa un tipo baila rumba frente a un Yuma. Frente al agua, una tiñosa come desperdicios, brujería, un cuerpo mojado de gallina. La convicción de la gente en la magia. Algunos pinos sueltan resina cuando son cortados. Después de soltar la tinta, en los calamares, un cristal adentro. Un vendedor de uvas criollas (ácidas) Una mujer con un vestido en el mar, un cangrejo blanco en la arena. El horizonte de sucesos dobla el tiempo, dicen. Espantar al aura y decir al cuerpo de gallina: En la vida, una verdad sin adorno. No es país para poetas. Una silla plástica en la arena. Al poder, decir: estás lleno de existencia. Olas, un mundo líquido al que llaman tierra.

Riego las matas, la expresión vegetal de lo que de lo que busco, me dices, los americanos de la playa se creen un modelo de sociedad bonito. En las calles, en La Habana, reyecitos criollos. Si hay algo que no peligra en la vida es lo mediocre. Si hay algo que fascina al poder, es lo mediocre.

En la oscuridad vi las luces de la base naval. Recordé el avión de Barbados, “eran sólo unas negritas”. “Le conozco las entrañas”. La perla conserva el dolor de la arena.

Fin de año, puedo ver las almas de los puercos sobre la ciudad, son unas cosas trasparentes. Un policía se persigna cruzando la calle, dos flores de majagua giran con el aire. La democracia es el himno de la derecha. El de la izquierda, la igualdad. Banderas americanas en las tendederas, un viejo sin camisa, un ruso con cigarros amarillos.

En la televisión del bar, un documental sobre el cosmos: Explotan al morir enviando energía en todas direcciones, supernovas. Muchas estrellas orbitan entre sí. En cinco mil millones de años el sol se convertirá en una gigante roja. Le debes la vida a una estrella. Afuera lo real, revolución o barbarie, proletariado y burguesía. En las cafeterías privadas las puticas del campo. Los newbanricans, los chulitos de La Habana. Las películas tratan del amor, las canciones hablan del amor. La vida sin amor da miedo. Las ideas viajan más lejos que la luz, (Fidel Castro) la luna no pesa, flota, atrae las mareas, una ola y luego otra y luego otra. En la barra dos calvos sacan cuentas frente a frente, salgo a la ciudad, me meto la mano en el bolsillo y recuerdo:

*He caminado largos años por las congeladas calles de La Habana y jamás he visto el alma, más bien, un hormigueo constante, he atravesado largos años y jamás he visto al líder, más bien voz de televisores, el enjambre sube y baja por las calles, por la historia. He caminado por las calles de la historia y jamás he visto nada, más bien héroes en las paredes, más bien héroes en los enjambres.

La política es de los alfas. La fama. Saco la mano del bolsillo, calderilla, menudo, uno tiene la cara del Che, el otro no.

*He andado largo tiempo por los helados campos de Ostergotland. Jamás he visto un alma.
Tomas Transtromer.
“La política del embargo ha fracasado”
Obama

 

El día después del discurso, miré la silla y me dije: Van a levantar el embargo. En el supermercado recordé un poema. Un tipo se identificaba con Hamlet frente a un pomo de aceitunas, cabezas flotando en salmuera, el cráneo de Yorick en mi mano, cabezas que flotan en el pomo. El bloqueo era lo más sólido que tenía la realidad. Fidel era lo más sólido. En Santa Ifigenia, un buldócer remueve la tierra, construyen una tumba. La tumba de Fidel.

Puse un pomo de agua en el congelador. El hielo al expandirse quebró el vidrio. El craquear de un cristal. Los borrachitos de Galiano dormitan sobre el churre. Santa Claus, disfraces, en los bares, gente cool, gente linda. Javana, una fruta con escarcha de la guerra fría. Luces de carros. Puse el pomo en el fregadero. El cristal con el agua fue cayendo poco a poco. El mundo no es un objeto, es un ser y estoy vivo.

Poema del libro: El mundo como ser. 

Pueden escuchar un fragmento de su poema recitado por el mismo poeta Marcelo Morales en el siguiente audio:

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Mrcelo_Morales foto

 

Nació el 26 de enero de 1977, en La Habana. Es graduado de Licenciatura en Historia por la Universidad de La Habana, y cursó un Diplomado en Lengua y Cultura Italiana por la Univercitá per Stranieri di Perugia, Italia. Ha sido publicado en MAKE Magazine, una revista basada en Chicago. Actualmente trabaja en el ICAIC.

Ha publicado los libros:

  • Cinema, poesía, Editorial Letras Cubanas, 1997 (Premio Pinos Nuevos).
  • La espiral, noveleta, Editorial Sed de Belleza, 2006.
  • El mundo como objeto, poesía, Isla Negra Editores, 2006. (Mención del Premio UNEACde Poesía «Julián del Casal» 2003; Premio La Gaceta de Cuba 2004 (fragmento); Premio del PEN Club de Puerto Rico; Finalista Casa de las Américas 2004).
  • El mundo como objeto, Ediciones Unión, 2007.
  • El Círculo mágico, Editorial Letras Cubanas, 2007. (Poemas de este libro obtuvieron la beca de creación de La Gaceta de Cuba 2005, bajo el título de «Los momentos de ser»; y uno de los premios Nosside Caribe 2006, bajo el título «La cavidad»).
  • Materia, Ediciones Unión, 2009 (Premio UNEAC de Poesía «Julián del Casal» 2008).