Por Angelina Llongueras
«Estamos absolutamente conectados con el agua. Estamos absolutamente conectados con la tierra. Estamos absolutamente conectados con quienes somos, y por eso sobreviviremos, y detendremos a la serpiente negra. ¡Mni Wiconi! ¡El agua es vida!»
Estoy en el interior de la que llaman la gran bóveda, esa enorme tienda blanca semiesférica que está en el centro del campamento de Oceti Sakowin (el consejo de los siete fuegos) y que acoge las asambleas generales, las reuniones de bienvenida y de orientación, como ésta a la que asisto, y que tiene lugar cada día a las nueve de la mañana. Estamos aquí el primer grupo, porque era imposible que entráramos todos de una vez, y no cabe una aguja más, el interior de la bóveda está a rebosar, la mayoría de nosotros en pie, algunas personas sentadas, como yo misma. He tenido que sentarme porque la aglomeración de gentes unida al frío de la noche pasada me ha bajado la presión. Al sentir que me mareaba he sabido que lo único que necesito es bajar la cabeza y que me tomará unos 10 minutos recuperarme, y no quiero perderme esto por nada del mundo. La gente, con una gran amabilidad, me ha hecho espacio, y me llegan retazos de la oración con que inicia la reunión:
«Estás donde debes estar… busca adentro… que tus conversaciones y tus relaciones sean también una plegaria… algunos sufren tanto que ni siquiera saben que sufren… toma esta medicina de Standing Rock y ayuda a tratar a los hijos enfermos del planeta… no ignoramos el mal, forma parte de la vida… reconoce a todos los seres… suelta el dolor…»
El primero de los facilitadores se presenta: sus ancestros son de la nación Ohlone de Oakland, del África Occidental, mayas y puede que olmecas, y nos habla de los 4 acuerdos que nos pedirá que retengamos como las enseñanzas centrales de nuestra visita a Standing Rock:
- Movámonos en un ámbito mental-emocional cuyo centro sean las culturas indígenas, como la que nos está invitando, la cultura Sioux, la del Consejo de los 7 fuegos.
- Construyamos un nuevo legado – reconozcamos y trascendamos el legado de la colonización.
- Seamos útiles – mientras estemos aquí procuremos dar más de lo que recibamos.
- Llevémonos Standing Rock a casa – descubramos al volver, en tierra de quien estamos, y como ha sido la resistencia en la defensa de esa tierra. No nos apropiemos culturalmente ni borremos o nulifiquemos a las culturas aborígenes, construyamos un nuevo legado en casa.
Los Sioux llevan aquí desde mitades de abril, resistiendo pacífica y ceremonialmente el oleoducto de Dakota del Norte, una de las muchísimas luchas indígenas en defensa del agua y contra la colonización basada en el ecocidio y el genocidio de compañías que roban tierras, extraen recursos, invierten en beneficios multimillonarios para unas pocas empresas y bancas privadas, contaminan el espacio y lo abandonan, amenazan, apabullan, destruyen, masacran… Standing Rock es el momento presente de la opresión y a la vez la madurez organizativa comunitaria indígena con una experiencia de más de 500 años de resistencia. También es un llamado ceremonial, amoroso, no violento y de respeto a la soberanía indígena, y al despertar de este país y del mundo en la lucha global por la defensa del planeta. ¿Qué quieren: agua, vida, comunidad, salud, belleza, armonía, riqueza de recursos, futuro… o petróleo, guerra interior y exterior, sangre, mentiras, muerte, esclavitud, dictadura corporativa? En sus manos está la elección. Y es una elección urgente. Tan urgente que, como quien dice, casi no estamos a tiempo.
Hace unos días, tan sólo, el domingo 20 de noviembre por la noche, pude ver en un video en directo en Facebook la última edición de este legado de violencia protagonizado por la policía del condado de Morton, seguratas privados de la compañía Energy Transfer Partners, policía traída de otros estados como Louisiana, Indiana, Minnesota, etc… todos ellos convertidos en mercenarios de una compañía petrolera que transgrede la ley con total impunidad y pagados con los impuestos de todos nuestros bolsillos: mangueras de agua a chorro durante más de cinco horas en temperaturas bajo cero, balas de goma, botes de gas lacrimógenos que le han quitado un ojo a la joven indígena Vanessa Dundon, granadas explosivas con la que le reventaron un brazo a la joven neoyorquina de 21 años Sofía Wilansky, que lleva ya tres operaciones para intentar salvar lo que quede y gracias!
Los pueblos indígenas, los pueblos más ignorados y minusvalorados del planeta, a los que se sigue silenciando como en la época de la «Conquista de América» son los que están poniendo sus cuerpos y sus comunidades en la vanguardia de la revolución amorosa y no violenta que apuesta con valentía inmensa por sanarnos y recuperarnos de la gran violación corporativa que nos destruye como tierra que somos, a nosotros, a los animales, a las plantas, al aire, al agua, a la madre tierra en suma, porque estas culturas saben que somos planeta: está en su cultura y en una raíces que nunca han perdido, y son conscientes de que lo que le hacemos al planeta nos lo hacemos a nosotros…
«Estos son nuestros valores y nuestros protocolos:
- La oración. Éste es un campamento de resistencia por medio de la ceremonia y de la oración. Es un activismo distinto al que muchos están acostumbrados. Observen, escuchen y esperen antes de preguntar.
- El respeto. Nos respetamos unos a otros, a nosotros mismos y a nuestros ancestros.
- La compasión – por nosotros mismos, por todos nosotros.
- La honestidad – con nosotros mismos, con quienes somos, con lo que hacemos, con de donde provenimos.
- La humildad – estamos aquí para servir a nuestros anfitriones: la comunidad Sioux en resistencia.
- La sabiduría – todos nuestros ancestros están presentes en el campamento. Esto representa un acopio casi ilimitado de sabiduría.
- La generosidad – damos más de lo que tomamos…»
Standing Rock representa también la unión de más de 300 tribus de los EE. UU., delegados de muchas de las cuales se encuentran en Oceti Sakowin, algo absolutamente inédito en la historia de este país, y ha obtenido el reconocimiento y el apoyo de la práctica totalidad de las naciones indígenas del planeta. A Standing Rock han venido pueblos indígenas del Ecuador que llevan una lucha de decenios contra Texaco, que ha destruido gran parte de la selva ecuatoriana, danzantes mexicas, ancianas guatemaltecas, chamanes de Mongolia, mapuches de Chile, maoríes de Nueva Zelanda y otros cientos de naciones y comunidades aborígenes que han enviado su apoyo por todos los medios que han podido. En la actualidad está despertando a muchas naciones de Canadá y dándoles fuerza e inspiración en sus propias defensas ecológicas contra oleoductos, fracking y otras prácticas extractivo-destructivas que desertizan y matan la tierra y reducen a las comunidades humanas, animales y vegetales a la miseria, la enfermedad y la extinción. En Nuevo México, los navajos, cuya agua está envenenada con uranio desde las minas que se establecieron allí en los 70s están reavivando su resistencia y la compañía petrolera que quería obtener permisos para cavar cerca de Chaco Canyon en Nueva México lo ha dejado correr frente a la conciencia opositora que se ha despertado con tanta fuerza no sólo en las comunidades indígenas de ese estado sino de toda la población de las áreas afectadas.
«La supremacía blanca y la dominación cristiana, que están en la base de la identidad colonizadora de los EE. UU. se basan en el perfeccionismo, la superioridad, la competitividad, el individualismo, los opuestos binarios y la supresión de las emociones. Esto impacta cómo hacemos nuestro trabajo de aliados, como nos enfocamos en la tarea de desmantelar la opresión y como nos tratamos unos a otros y a nosotros mismos. Cuesta trabajo reconocer y abandonar estas actitudes tan familiares que no nos sirven, pero es el único modo de seguir adelante. La dureza refuerza la cultura colonizadora. Practique la humildad y la compasión hacia sí mismo y hacia los demás.»
«Practique darse cuenta y regular cuánto espacio, cuánta energía, cuánta atención y cuántos recursos usa. Cuando esté con personas indígenas, escuche más de lo que habla. Deje que las personas indígenas hablen primero. Cuando sienta la necesidad de hablar revise en su interior qué tan importante es para el grupo lo que quiere decir.»
La noche anterior, la noche de Thanksgiving, la actriz Jane Fonda, que está también de visita en estos días que coinciden con los que yo estoy, invitó a todos los protectores del agua que estamos en estos momentos en el campamento a una gran cena de Thanksgiving, también en esta gran bóveda. Yo acababa de llegar, con mi caravana de 4 coches, cuando ya prácticamente oscurecía. Tardamos más de lo que pensábamos porque tras llegar a Bismarck en Dakota del Norte tomamos carreteras locales de segunda para evitar encontronazos con patrullas de policía que nos desviaran, detuvieran o de algún modo interfirieran con los donativos que llevamos y que nos ha costado días reunir. Nuestra camioneta RV, en la que viajo, estaba a reventar de mantas, ropa de invierno, comida y dinero que no sabíamos aún si transformar en leña –una de las necesidades prioritarias– o si dárselo directamente a nuestros anfitriones para que ellos mismos decidan cómo lo quieren invertir. La bóveda estaba calentita, como ahora, no sólo por la cantidad de gente sino por las estufas interiores. Me senté al lado de una mujer mayor, de aproximadamente mi edad, cuyos ojos irradiaban la misma alegría que los míos: felices las dos de haber salido de la paranoia pre y post-electoral y del mundo de las noticias inventadas, del resentimiento y los prejuicios, de los gritos, los insultos, y el desconcierto y la desesperanza generales y encontrarnos en este pequeño oasis de abrazos y consciencia sitiado por las fuerzas del orden del petróleo, con aviones sobrevolando en círculo sobre nuestras cabezas, con un sitngray que, al hacerme desconectar mi teléfono que no da señales correctas, no para de hacer rooming, y puede ser hackeado en cualquier momento, me ha introducido más aún en la certeza de haber llegado a un lugar de retiro y de refugio espiritual junto con miles y miles de personas -los autos no dejan de llegar en una larga línea ininterrumpida semejante a un embudo de tráfico como el que vemos en las grandes avenidas urbanas- que nos abrazamos, y reímos y lloramos de encontrarnos allí, tan despiertos, tan conscientes, tan unidos, tan creativos, con tantas ganas de dar y de ser y de hacer. La mujer era de Colorado y me habló de sus ganas de quedarse para una estancia larga. De momento venía a ver qué era lo que necesitaba y luego regresaría, tal vez en enero, arreglaría los pagos de su jubilación y vendría bien equipada para el gélido invierno. Hablaba con ilusión, compartiendo con esa libertad y franqueza que sólo se da en las reuniones en que la comunidad humana se encuentra a sí misma más allá de todas las distorsiones del sistema, en tierra indígena, en tierra libre, en el corazón de la colectividad.

«La colonización es un proceso de «destruir para sustituir» Un poder colonizador exporta recursos y gente y se apodera y se establece en una tierra ejerciendo un control violento sobre los habitantes originales. Las versiones indígenas del gobierno, el manejo de la tierra, las prácticas culturales, etc. se destruyen por medio de conquista, enfermedades, robo de tierras y genocidio cultural, y se sustituyen por las versiones colonizadoras de esas cosas. El colonialismo no es un acontecimiento que podamos meter en una cajita del pasado sino más bien una forma de violencia persistente que impacta todos los aspectos de la vida de los estados. El colonialismo sigue ocurriendo.»
El antiguo gobernador de Dakota del Norte, Jack Dalrymple -cuya página web, de Facebook y teléfono recibieron cientos de miles de comentarios y llamadas nada simpáticas durante meses- era el clásico ejemplo de la hipocresía y la impunidad más feroces que se dan en el poder político de este país, totalmente consentidas por un Obama pasivo que es el primero en «dar ejemplo» y que dijo, hasta la llegada masiva de Vets for Peace al campamento, que «dejaría que eso se jugara»: el Sr Dalrymple ordenaba bloquear a los indígenas prohibiendo que hubiera máquinas quitanieves en la carretera al campamento y llegó a tratar de prohibirles a las tiendas de combustibles de Dakota del Norte como Ace and Hardware que les vendieran gas y otros enseres para calentar a los protectores del agua, para reducirlos (¿o directamente aniquilarlos?) por frío –igual que con los manguerazos– y cuando hubo un boicot a la citada compañía y las quejas de Amnesty International, de la ACLU, de algunos senadores y otros «respetables» empezaron a hacer mucho ruido y, en particular cuando se presentaron en el campamento más de 4000 Vets for Peace que pidieron públicamente perdón a los indígenas por las masacres y genocidios federales y que iban a ponerse como escudos entre los protectores del agua y las fuerzas petroleras, aseguró sin ni siquiera enrojecer que lo había hecho porque le preocupaba la «peligrosidad» de la situación del campamento para la vida de las personas allí. Estamos en épocas de advenimiento del fascismo en EE. UU. y ya hace tiempo que la depredación y la indigenización de la comunidad global ha pasado a ser una de las prácticas del corporativismo que representan tanto demócratas como republicanos y que ahora, con la llegada de Herr Trumplethinskin al poder va a ir en aumento más aún (si es que ello es posible). En consonancia con esta coyuntura reciente, el nuevo gobernador de Dakota del Norte ya ha anunciado, respecto del oleoducto: «la administración de Obama creó este problema… No se equivoquen, esta infraestructura es buena para nuestra economía…»
Me pregunto a quienes incluye este «nuestra» de la economía a la que se refiere el flamante recién llegado.
La tierra también tiene sus portavoces, bastante más poéticos: una manada de búfalos que apareció de la nada y que se situó en medio de las fuerzas petroleras y los protectores del agua, un águila real que se dejó acariciar en el campamento, un recién nacido que lleva el nombre de Mni Wicôni (El agua es vida) y a quien un carpintero que ha inventado construcciones sencillas de madera para los meses invernales en el campamento le ha regalado su casa, los que construyen y planifican energías solares, los que desde todas partes proveen de fondos, de abogados, de servicios de salud, de oraciones, de denuncias, de llamadas, de escritos, a las ciudades como Seattle y Minneapolis cuyos consejos municipales han cortado ya contratos y lazos financieros con los bancos nacionales e internacionales que subsidian a la compañía contaminadora (¿qué ciudad será la próxima en apuntarse y con qué velocidad?) a todos los que hemos cerrado nuestras cuentas en estos bancos y hemos conseguido ya que el banco noruego se retire, a todos los que lo harán al leer estas líneas, y todos nosotros que ya antes, pero más aún después de nuestra visita a Standing Rock provenientes de todos los puntos del país y del mundo, de todas las edades y colores, de todos los credos y falta de credos, de todas las orientaciones sexuales, de todas las culturas ancestrales y modernas, de todas las profesiones y sindicatos y de todas las clases sociales nos hemos comprometido –porque no hay otra opción– a acabar con la serpiente negra y a dejar que Standing Rock sea el inicio de la era en que las comunidades del globo se unen para acabar con el reino de muerte de las multinacionales juntando nuestra armonía, nuestro amor, nuestra sabiduría, nuestra humildad, nuestra generosidad y nuestra madurez para sobrevivir como parte que somos de la vida y para reivindicar el florecimiento, la salud y la vida de este todo que somos como planeta tierra.
¡Mni Wiconi!
Nota de la autora:
¿Quiere formar parte del creciente movimiento de concientización de Standing Rock?
Hay muchas maneras de hacerlo se encuentre en la parte del mundo donde se encuentre:
En estos momentos hay dos campañas importantes:
1 – La desinversión de los bancos que dan apoyo a Energy Transfer Patrtners, la compañía que construye el oleoducto. Por favor cierre sus cuentas en cualquiera de estos bancos en el que tenga una, hable con su familia y amigos para que lo hagan. Vea si en su plan de pensiones se invierte en estos bancos y dígales que no lods quiere en su plan de pensiones. Averugüe con qué bancos tiene lazos el ayuntamientio de la viudad donde reside y haga oir su voz para que los corten. Lo mismo con organizaciones de las que sea Vd socio. Escriba a llame a los ejecutivos de esos bancos exigiéndoles que deen de financiar a una compañía ciontamineante y que incumle la ley. No podemos permitirnos el lujo de dar apoyo a bancos que invierten en polución y riesgo para la salud pública. El agua es vida !
Lista de los bancos involucrados en la construcción del oleoducto de Dakota del Norte:
http://www.commondreams.org/views/2016/10/28/how-contact-17-banks-funding-dakota-access-pipeline
www.DeFundDAPL.Org
Facebook.com/DeFundDapl
Boicotee las gasolineras Sunoco, que están asociadas con la Energy Transfer Partners.
2 – El apoyo legal a los protectores del agua que han sido arrestados y que van a ser juzgados en Dakota del Norte:
Aquí tienen la oportunidad de decir lo que piensan sobre la represntación legal que se permite en Dakota del Norte para ayudar en el trabajo del exceso de casos de protectores del agua.
Manden un e-mail a la dirección de abajo.
NOTA: Estos comentarios se necesitan antes o en el VIERNES 30 de diciembre de 2016 a las 4 de la tarde máximo
O se pueden enviar por correo a: 600 E. Boulevard Ave., Bismarck, ND 58505-0530
Angelina Llongueras es actriz, dramaturga, directora escénica, poeta, pedagoga y comunicadora.Fue la actriz protagonista de Metamorfosis de la Fura dels Baus. Su monólogo Phoolan somos todas se vió en la Conferencia Internacional de Mujeres Dramaturgas de Estocolmo, en los Festivales de Teatro de Bogotá y Cali y en la Academia Darpana de Artes Performativas en la India.
En Chicago, Angelina actuó en The Real Life Adventures de Jimmy de las Rosas para el Free Street Theatre, Still Small Voices de Chicago Danz Theatre Ensemble, Shadow Town de Her Story Theatre y 3 Monólogos de Colectivo El Pozo. Dirigió, entre otras, Pedro y el Capitán de Benedetti, Richard II de Shakespeare, Los Físicos de Dürrenmatt y Las Amargas Lágrimas de Petra Von Kant de Fassbinder, además de espectáculos de poesía, pantomima y cuenta cuentos.
Sus obras El Cobert y Lo Mein con Tequila ganaron premios en Barcelona y Nueva York. Su útima obra Tejido sobre Tela de Araña se presentó en el 2do Congreso de Cultura Viva Comunitaria celebrado en El Salvador. Su poema «To my friend Nathan Thornton – In Memoriam» se editó en Berkeley con un prefacio del poeta laureado de San Francisco Jack Hirshmann.